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sábado, 11 de agosto de 2012

Rita: LA DAMA DE SHANGAI



Un trotamundos de origen irlandés llamado Michael O'Hara (Orson Welles), que ha luchado en la guerra civil española y que vive ahora de forma más apacible, es contratado para conducir un lujoso yate en un viaje de placer por el mar Caribe organizado por un prestigioso abogado criminalista (Everett Sloane) y su bella mujer (Rita Hayworth). 

Elementos como el amor, la intriga o el suspense concurren en esta película de cine negro desplegados en una difícil y compleja trama, ensalzada por la brillante capacidad visual de Welles, que comprende todo ese lujoso barroquismo característico de su autor, la habilidad en la puesta en la escena y el montaje, en la utilización del sonido (a pesar de la perjudicial intervención de Harry Cohn) y la manera de crear una turbia atmósfera mediante la adecuada tensiónestablecida entre la imagen fotografiada soberbiamente por Charles Lawton Jr. y los diálogos escritor por el propio Welles, que marcan un nuevo y sobresaliente título, obra de un hombre clave para el devenir del cine mundial.

Excelentes interpretaciones de todos los protagonistas, entre los que se incluye una rubia Rita Hayworth, a la que su marido por aquella época (si bien ya estaban a punto de la separación) cortó y tiñó el cabello pelirrojo que tan radiantemente había lucido en una famosa película anterior, "Gilda".

Inolvidables también muchas escenas, entre las que destaca el juego de personalidades lleno de simbología llevado a cabo en la Sala de los Espejos, homenajeado con posterioridad por Woody Allen en "Misterioso asesinato en Manhattan".

Orson Welles presentó con este título una película de audaz y brillante ejecución, planteada en una época que estilísticamente le quedaba ya muy antigua. Por esa razón sus compatriotas contemporáneos no supieron apreciarle, provocando en consecuencia un largo peregrinaje del escritor y realizador por tierras europeas en busca de financiación para sus próximos proyectos. 

Mientras hubo penumbra, Rita trasmitió en seda la luz material del  sueño, porque fué Gilda.......y su canto, era también un canto de las sirenas....Fugaz como todas ellas, pero brillando intensamente, porque nos regaló la luz envuelta en seda.
 
De su unión con el maestro Welles, deseo resaltar con las imágenes que siguen, mi admiración por la transformación que se hizo de ella en ese espléndido film que es LA DAMA DE SHANGAI, acertando y calibrando sus enormes dotes de actriz, resaltando el atractivo de una bellísima mujer, que a pesar de llevar el pelo corto y rubio, desprende un diabólico atractivo, difícil de igualar. Los señores críticos de cine, dijeron y siguen escribiendo que Welles quiso vengarse del mito destrozando su imagen, nada mas lejos de la realidad, lo que hizo fué darle tonalidad de oro y brillo de luna, ofreciéndonos a una mujer en pleno apogeo de su belleza.......El genio de Orson ya era institucional en esta película que recomiendo, y a pesar de haberse escrito mucho al respecto, mi opinión es que Rita brilló de una forma especial. Orson era ya en la primavera de 1947, marido de Rita, cuando rodó LA DAMA DE SHANGHAI, y conocedor de su esposa, la mujer, la estrella y sobre todo de la actriz que había dentro, dirigió la película y escribió los diálogos y nadie que conociese al matrimonio en profundidad, le sorprendió aquel hermoso papel para el lucimiento de una mujer cuyas interioridades eran para él un libro abierto. LA DAMA DE SHANGHAI es un fresco enorme, un ejercicio de cine total que desvela el enigmático choque entre dicha y desdicha ocurrido en el reencuentro ante las cámaras de dos leyendas del cine y que quedó secretamente impreso en los destellos de la hermosa penumbra de las imágenes de Rudolph Maté. Decir que estamos hablando de uno de los monumentos más complicados de la historia del thriller es decir poco, porque con él recuperamos también el lado confortador de una historia de infortunio, y en cierto modo la intimidad nada convencional de dos seres nacidos para la leyenda y el amor, mucho mas allá de lo que la propia palabra indica......Me siento incapaz de verbalizar lo que Rita representó para mi en esa película, lo que en imágenes el film arroja, y lo que condujo a Rita y a Orson a expresar así su vida privada, con destellos discordantes..... Destacaría de LA DAMA DE SHANGHAI, el encuentro del acuario, la metáfora de los tiburones y la lucha en la sala de los espejos, donde Welles, con tiranía, pero mucho amor, convirtió a la estrella en actriz, haciendo añicos los moldes en que la habían encerrado los fabricantes de sueños....Siempre quise ver mas allá del film, los motivos entonces los ignoré, ahora los entiendo perfectamente..." no hay nada mas erótico que dejarse moldear por las manos del amor".
 

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