Es sin duda una película capaz de ofrecer compañía durante toda una vida. Woody Allen, dijo alguna vez, que esperaba que lo de la reencarnación no fuera cierto, así se evitaría ver nuevamente: "The sound of music".
A mí, en cambio, me alegraría el reencarnar "especialmente" para renovar la sensación de ver está película por primera vez.
Es una película musical perfecta. La exquisita música de Richard Rodgers & Oscar Hammerstein II nos ha dejado temas inolvidables como, "Edelweiss" y el título que da el nombre al filme, "The sound of music".
Si uno relaciona el título con el relato podría esperar un nombre más específico que hiciera referencia al argumento. Pero uno comprende a qué se refiere en los primeros minutos, cuando escucha la voz de Julie Andrews interpretando su primera canción. Está película esta basada en el musical homónimo que se estrenara en Broadway con Mary Martin en el papel protagónico, pero sin duda debía ser Andrews quien quedara eternizada como María Von Trapp regalándole a su personaje el rostro más bello y la voz más dulce, con su característico estilo que parece estirar las notas delicadamente.
Si bien el tratamiento del guión respeta los condimentos del musical tradicional y está dirigido a la familia tiene suficiente potencia para hacer una crítica al nazismo y destacar los ideales del amor a la patria.
Christopher Plummer interpreta al viudo Capitan Von Trapp con el equilibrio necesario para mostrarlo como un hombre estricto y un poco decepcionado, pero al mismo tiempo sensible y bueno, sin perder nunca su condición de galán.
La minuciosa dirección de Robert Wise es evidente durante todo el largometraje, pero es destacable el logro de que cada uno de los niños esta concentrado en su rol como si fueran avezados actores.
Richard Haydn -el tío Max- tiene el estilo físico que requiere el personaje, no podría estar mejor elegido para este papel secundario, pero tan importante en la trama.
Eleanor Parker no cae en los esteriotipos típicos de la contrafigura y transita la superficialidad y la inteligencia de la Baronesa con un desempeño actoral preciso y refinado.
Además de las buenas actuaciones, la música maravillosa y la extraordinaria dirección, esta premiada película nos ofrece un paseo por una Austria hermosa y colorida.
La película está basada precisamente en el musical de Broadway que tan bien adaptó Ernest Lehman para la pantalla grande. A Lehman le debemos entre otros los guiones de: SABRINA (1954), EL REY Y YO (1956), MARCADO POR EL ODIO (1956), CHANTEJE EN BROADWAY (1957), CON LA MUERTE EN LOS TALONES (1959), WEST SIDE STORY (1961), ¿QUIEN TEME A VIRGINIA WOOLF? (1966), HELLO DOLLY (1969) y LA TRAMA (1976).
El director favorito para este filme fue siempre Robert Wise, aunque no resultó fácil convencerle, e incluso llegaron a ofrecer la película a William Wyler y aunque parezca extraño también a Billy Wilder.
A pesar de la magistral interpretación de Julie Andrews, en un principio nadie tuvo muy claro quién interpretaría su papel, llegándose a barajar los nombres de Doris Day y Debbie Reynolds. Pero tras presenciar la película Mary Poppins por cortesía de los estudios Disney (ya que aún no había sido estrenada), se la contrató definitivamente.
En cuanto a Christopher Plummer, mucho menos expresivo y natural que Andrews, tuvo también un oponente en Dean Martin, aunque este último no convenció excesivamente y fue desestimado. Realmente mayúsculo fue el enfado de Christopher Plummer cuando se enteró de que iba a ser doblado en las canciones.
En fin, se trata de una gran película, una obra maestra. Divierte, entretiene y te hace completamente feliz cada vez que la ves.
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