traduce / translate

English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German documentales Spain cartas de presentación Italian xo Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

viernes, 22 de junio de 2012

Operación “Caza de Brujas”

A finales de los años 40 tuvo lugar en Hollywood (EEUU) una persecución implacable contra todo aquel personaje del mundo del celuloide sospechoso de estar vinculado con el comunismo. Aquel triste episodio de la crónica estadounidense pasó a llamarse la caza de brujas, y supuso el fin de muchas y prometedoras carreras cinematográficas, además de un ataque directo contra los derechos civiles y la libertad de expresión…

bogart-bacall1

En los años 30 del pasado siglo Hollywood resplandecía como pocos lugares del planeta y toda la vorágine humana que lo habitaba –guionistas, actores, directores, buscadores de gloria, cazatalentos, magnates, vividores…– campaba a sus anchas por una ciudad, la“otra Babilonia”, en la que aparentemente todo estaba permitido. Nadie pensaba que en pleno período de Entreguerras, con el gobierno liberal relativamente “de izquierdas” de Roosevelt y su New Deal,un ataque de tal magnitud a la libertad de expresión y de asociación iba a sucederse en esa ciudad que reflejaba como ninguna el ansiado sueño americano.

La gran caza de brujas hollywoodiense tuvo lugar entre los años 1947 y 1956, pero empezó a atisbarse mucho antes y se dejó sentir, aunque de forma más sutil, mucho tiempo después. El auge de los movimientos fascistas en Europa, unido al crack del 29 que arruinó a la mayoría de los americanos, fueron el caldo de cultivo idóneo para un acercamiento de amplios sectores de la sociedad estadounidense a las ideologías de izquierda y el comunismo.

El Comité de la Primera Enmienda en plena protesta
El Comité de la Primera Enmienda en plena protesta

En 1932 un presidente demócrata, Franklin Delano Roosevelt, alcanzaba el sillón presidencial de los EEUU, el mismo año en el que Hollywood sufría un importante varapalo económico que provocó que la patronal de los grandes estudios redujera los salarios de los guionistas nada menos que un 50%.

Debido a estas medidas, fue fundado el sindicato Screenwriters Guild –SGW–, controlado por cineastas de tendencias ideológicas de izquierda, entre otras organizaciones progresistas. En los años siguientes, varias iniciativas de la Administración Roosevelt, como la creación de puestos eventuales de escritores y artistas en paro o la fundación del Federal Theatre, que dio trabajo a unas 17.000 personas –centro de reunión de guionistas, actores y realizadores–, unido al desorbitado auge del sindicalismo,comenzaron a ser vistas como una amenaza entre la derecha. No obstante, el compromiso político de amplios sectores llevó a que se crearan organizaciones que luchaban contra la amenaza fascista europea, como el American Committee for Spanish Freedom, que se creó para ayudar ala República Española, inmersa en la Guerra Civil o la Hollywood Anti-Nazi League, que agrupaba a miembros de distintas ideologías, desde izquierdistas a reaccionarios de derechas –como Clark Gable o John Ford–. Estas y otras tantas instituciones serían años más tarde denunciadas por ser “controladas por los rojos” y servir de tapadera para las actividades llevadas a cabo por el Partido Comunista americano. Una tercera victoria consecutiva de Roosevelt en 1940 tendría como consecuencia un giro radical a la derecha no sólo de los enemigos declarados del New Deal,sino también de miembros del Partido Demócrata, el mismo año que se creaba en Hollywood la Motion Picture Alliance forthe Preservation of American Idealls, una organización de corte ultraderechista que aglutinaba en sus filas a personajes como Gary Cooper, John Ford o Robert Taylor. 

Gary Cooper ante la HUAC
Gary Cooper ante la HUAC

Comienza la caza

La verdadera amenaza para los derechos civiles se produjo en 1938, con la creación formal de la Comisión de Actividades Antiamericanas –House Un-American Activities Committee, más conocida por sus siglas HUAC–, por la Cámara de Representantes estadounidense y que entonces era conocida como Comisión Dies, pues su presidente era el congresista texano Martin Dies. Ya entonces la Comisión comenzó a presionar al Consejo de Estado para que investigara si algunas organizaciones violaban las leyes federales, como el Partido Comunista de EEUU o el Bund Germanoamericano. Dichas organizaciones fueron investigadas por el FBI que dirigía entonces J. Edgar Hoover, declarado enemigo del comunismo desde 1919, año en el que sentenció que “el fascismo ha crecido siempre en las ciénagas del comunismo”. 

Sería la industria cinematográfica la que sufriría un mayor acoso por parte de la Comisión Dies, hasta el punto de que el antisemita y fascista Edward F. Sullivan llegaría a denunciar a mediados de los años 30 que “todas las fases de actividades radicales y comunistas florecen en los estudios de Hollywood”. En 1940, mientras era aprobada la ley Smitch Act, que prohibía la enseñanza de las doctrinas de Marx y Lenin en toda la nación, la Comisión enviaba 22 convocatorias a varios personajes del celuloide, obligados a comparecer, entre los que se encontraban Humphrey Bogart y el mejor gángster que ha dado la pantalla grande: James Cagney.

Joseph McCarthy, el gran inquisidor
Joseph McCarthy, el gran inquisidor

Sin embargo, el acoso al comunismo sufrió un paréntesis con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, y muchos de los grandes realizadores americanos, como John Ford, Frank Capra o William Wyler trabajaron para el Ejército en la lucha contra el nazismo, mientras actores, guionistas y otros profesionales de la industria repartían panfletos,organizaban mítines y convocaban manifestaciones en repulsa de la amenaza totalitaria proveniente de Europa. Sin embargo, a partir de 1945 y una vez acabado el conflicto, los viejos fantasmas de la derecha más reaccionaria, nunca dormidos, se despertaron y la Comisión volvió a organizarse mientras la persecución a los “amigos” del comunismo comenzaba a convertirse en una asunto de auténtica histeria en todo el territorio norteamericano. Aunque hacía tiempo que estaban siendo violados los derechos civiles de los americanos. En 1940, el Congreso de EEUU había aprobado la llamada Ley Voorhis, que obligaba a las organizaciones con fiscalización extranjera a inscribirse en un registro federal, mientras que la Ley Hatch prohibía a los funcionarios federales ser miembros de alguna organización o partido que “persiguiera la destrucción de la forma constitucional de gobierno”, mientras el FBI continuaba confeccionando listas negras de sospechosos. El fanatismo comenzaba a apoderarse de amplios sectores sociales, fanatismo que alcanzaría su cénit con el estallido de la Guerra Fría entre la Unión Soviética.

J. Edgar Hoover en "acción". Sobran las palabras...
J. Edgar Hoover en "acción". Sobran las palabras...

A pesar de que el sillón presidencial era por aquel entonces ocupado por un presidente demócrata, Harry S. Truman, en 1946 las legislativas dieron la mayoría republicana a la Cámara de Representantes y al Senado, lo que forzó a que el presidente, en 1948, proclamara la llamada “doctrina Truman”, una auténtica declaración de guerra al movimiento comunista internacional consistente en aportar ayudas económicas a los países europeos “amenazados” por esta ideología. Truman mostraría sus verdaderas intenciones al promover el Programa de Lealtad de Empleados Federales, que investigaría la lealtad de miles de funcionarios a las instituciones nacionales, lo que convirtió en sospechosas a nada menos que 2.500.000 personas. Fue entonces cuando la organización sindical United Public Workers of America denunció este programa como una auténtica “caza de brujas”, caza que se extendió a los empleados de los contratistas que trabajaban para Defensa y que llevaría al fiscal general de EEUU, del partido republicano, H. Brownell Jr. a acusar al mismísimo presidente de “deslealtad”, aunque finalmente éste no compareció ante el Congreso.

La obsesión por el espionaje “comunista” llevó a que se abrieran diversos procesos contra sospechosos de simpatizar o ayudar a la potencia roja, como el que se llevó a cabo contra el respetable diplomático Alger Hiss; aunque el episodio más triste tuvo lugar en 1953, con la condena a muerte del matrimonio formado por Julius y Ethel Rosenberg, que fueron electrocutados en la silla eléctrica acusados de entregar secretos atómicos al vicecónsul soviético en Nueva York. 

El matrimonio Rosenberg, chivos expiatorios.
El matrimonio Rosenberg, chivos expiatorios.

Dicha cruzada anticomunista era llevada a cabo de forma visceral y cuasi-paranoica por el senador –originario de Wisconsin– Joseph McCarthy, que se convertiría más tarde en presidente y organizador del temible Comité de Actividades Antiamericanas del Senado. Las leyes antidemocráticas comenzaron a ser algo habitual, y en 1947 fue aprobada la llamada Ley Taft-Hartley contra el derecho a huelga y la McCarran Internal Security Act, que obligaba al registro de todas aquellas personas consideradas subversivas, leyes a las que se opuso el mismo presidente Truman. No tardarían en trasladarse las sospechas de filocomunismo hacia el mundo del celuloide…

Hollywood en el punto de mira

Para investigar las supuestas actividades comunistas y subversivas en la Meca del cine, la HUAC contó en un principio, antes de la guerra, con los servicios del periodista católico Joseph B. Matthews, quet rabajaba para algunos periódicos de la cadena del magnate W. R. Hearst. Matthews, quien dejaría una huella imborrable en Joseph McCarthy –quien llegaría a considerarle su maestro– era un hombre violento, obsesionado con lo que para él no era sino una cruzada comunista contra América. 

En 1945 la Comisión Dies, a punto de expirar su mandato, fue resucitada por John E. Rankin, que consiguió convertirla en permanente dentro de la Cámara de Representantes, pasando a presidirla él mismo y J. Parnell Thomas, un siniestro personaje obsesionado con su unilateral idea de patriotismo y “americanismo”. En marzo de 1947 la Comisión se dedicaría a investigar específicamente a los profesionales del cine. Entre sus miembros más representativos se encontraban, además del citado Parnell Thomas, el futuro y polémico presidente Richard Nixon y el diputado anticomunista, racista y antisemita John Rankin.

J. Parnell Thomas con el actor Robert Taylor
J. Parnell Thomas con el actor Robert Taylor

Dos meses después, en mayo, varios miembros de la Comisión se trasladarían a Hollywood y celebrarían una serie de reuniones, entonces secretas, en el Hotel Biltmore, con algunos de los grandes representantes de la industria, como Jack L. Warner, uno de los fundadores de los gigantescos estudios Warner Bros. Aunque nunca salieron a la luz aquellas conversaciones, lo cierto es que a partir de ese momento los miembros de la Comisión ya poseían listas de sospechosos y se abrieron los primeros expedientes. 

El 23 de septiembre de 1947 fueron entregadas 41 citaciones a miembros de la industria cinematográfica. De entre todos, 19 tomaron la firme determinación de negarse a declarar ante una Comisión que consideraban antidemocrática y que vulneraba los derechos recogidos en la Constitución, formando a su vez un frente común para luchar contra su actuación, determinación a la que al parecer llegaron en una reunión celebrada en la casa del actor Edward G. Robinson. Fueron conocidos como los “19 testigos inamistosos” y entre ellos se encontraban Edward Dmytryck, Bertold Brecht, Lewis Milestone y Dalton Trumbo. 

A su vez, los profesionales progresistas de Hollywood elevaron la voz contra el ataque ideológico y moral que suponían las investigaciones de la HUAC. Algunos realizadores, como John Huston, William Wyler o Philip Dunne ,se reunieron en septiembre de ese mismo año en el restaurante Lucey´s de Hollywood para promover la creación del llamado Comité de la Primera Enmienda, que utilizaba la prensa y la radio para condenar la política de caza de brujas e incluía a cuatro senadores y a casi quinientos intelectuales y profesionales del cine, entre los que destacaban Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Gregory Peck, Katherine Hepburn, Kirk Douglas, Henry Fonda, Vincent Price, Gene Kelly y David O´Selznik.

Los 19 testigos “inamistosos” viajaron a Washington acompañados de los miembros del Comité de la Primera Enmienda para declarar ante la Comisión inquisitorial. Los profesionales del cine parecían una auténtica piña, unida frente a tamaño ultraje contra la libertad de expresión, sin embargo, pasada la fiebre inicial, algunos de los miembros“demócratas” del grupo comenzaron a echarse atrás. Fue el caso del productor David O. Selznik, quien, quizá presionado por los altos cargos de la industria, comunicó al abogado Bartley Crum su renuncia a permanecer dentro del Comité de la Primera Enmienda. Poco después sería Humphrey Bogart quien diría que formar parte del Comité fue algo “realmente estúpido”… Tristes precedentes de lo que acabaría pasando poco después, con las delaciones de muchos de los imputados a sus compañeros.

Manifestación del Comité de la Primera Enmienda en Washington
Manifestación del Comité de la Primera Enmienda en Washington

Un circo mediático

El 20 de octubre de 1947 la Comisión de Actividades Antiamericanas inició sus sesiones en una sala en la que se hallaban presentes más de cien periodistas, cámaras y profesionales del cine. El espectáculo estaba servido… El primero en declarar fue el productor Jack L.Warner, quien acabó denunciando a una serie de guionistas a los que consideraba sospechosos de tratar de introducir en Hollywood la ideología comunista, borrando así las sospechas que se cernían sobre él e insistiendo varias veces en su probada con el sistema americano. Sus palabras sin embargo, no están exentas de cierto patetismo: “Algunos de estos guiones contienen réplicas, insinuaciones o dobles sentidos y cosas por el estilo, que habría que seguir ocho o diez cursos de jurisprudencia en Harvard para comprender qué cosa significan”. La acusación que vertió contra los hermanos Epstein, célebres por ganar un Oscar por el guión de Casablanca, en referencia a su guión de la película Animal Kingdom no tiene desperdicio: “está dirigido contra el sistema capitalista. Bueno, no exactamente, aunque el rico hace siempre el papel de malo”. Fue el primero de los “testigos amistosos” que declararon ante el Comité. Finalmente, dio los nombres de varios profesionales de los que sospechaba sus vinculaciones comunistas, entre ellos Albert Maltz, Dalton Trumbo y Guy Endore. 

A Warner le siguió en el espectáculo circense otro magnate del cine: Louis B. Mayer, de la Metro-Goldwyn-Mayer, quien declaró su repulsa al comunismo y citó también algunos nombres, como los de Lester Cole o Donald O. Stewart, y de nuevo el de Dalton Trumbo. Otro “testigo amistoso” fue el actor Adolphe Menjou (Adiós a las armas), quien pronunció un alegato militarista y anunció su deseo de que los comunistas americanos fuesen “deportados a los desiertos de Texas para que los matasen los tejanos”.

El actor Adolphe Menjou apoyó la "Caza"
El actor Adolphe Menjou apoyó la "Caza"
El actor Adolphe Mejou aplaudio la "Caza"

Ronald Reagan, futuro presidente de la nación y entonces actor, denunció a su vez las “manipulaciones progresistas” que había sufrido el sindicato que presidía, el Screen Actors Guild, y felicitó a la HUAC, a sus ojos necesaria “para convertir América en algo tan puro como fuese posible”. Gary Cooper, por su parte, insistió en su patriotismo y en que había descubierto claras señales de “comunismo” en varios guiones, aunque no pudo aportar ningún ejemplo al no recordarlos, porque “leo la mayor parte de los guiones por la noche y si no me gustan no los acabo”. 

Mientras las declaraciones de los “testigos amistosos” se realizaron en un clima de evidente distensión, rozando en ocasiones una patética comicidad, los testimonios de los “inamistosos” fueron acompañados de una dramatismo que sentaría las bases de una persecución implacable que duraría décadas. Entre el 27 y el 30 de octubre tenían que declarar los 19 testigos antes citados, aunque finalmente sólo lo harían diez, debido a la decisión de Parnell Thomas de aplazar indefinidamente la vista a causa probablemente de las múltiples presiones que recibió de los sectores progresistas y de los magnates del cine. Estos cabezas de turco acabarían pasando a la historia como “los diez de Hollywood” (The Hollywood Ten). 

Los tristemente célebres "Diez de Hollywood"
Los tristemente célebres "Diez de Hollywood"

Entre ellos se encontraban el realizador Herbert J. Biberman, el guionista John Howard Lawson, el novelista Albert Matz, el guionista Ring Lardner Jr. y el ya citado Daltron Trumbo. La Comisión no permitió en la mayor parte de los casos que los sospechosos leyeran sus comunicados, y muchas carreras se vieron truncadas por aquel proceso que se erigió en un auténtico diálogo de sordos entre acusadores y acusados: Biberman tuvo que trabajar durante siete años para una empresa inmobiliaria con sede en California, y no volvió a dirigir una película hasta 1969. Lawson jamás volvió a escribir guiones y hubo de dedicarse a la enseñanza de teoría cinematográfica. Albert Matz, quien realizó una valiente declaración que arrancó numerosos aplausos en la sala: “me niego a ser investigado o intimidado por hombres para quienes el Ku Klux Klan es una institución americana aceptable”, tuvo que trabajar muchos años bajo pseudónimo, al igual que le sucedería a Trumbo, uno de los mejores guionistas que tenía Hollywood.

Muchos otros profesionales, en su mayoría inmigrantes, optarían por el camino del exilio, en unos casos voluntario y en otros obligado, como Bertold Brecht, Fritz Lang, Charles Chaplin o John Huston, quien renegaría incluso de su nacionalidad americana, adoptando la irlandesa.

Chaplin en 1940 en Nueva York
Chaplin en 1940 en Nueva York

Debido a que “los diez de Hollywood” optaron por acogerse a la Primera Enmienda, que protegía el secreto de la confesión religiosa y política, la libertad de palabra y de asociación, lo que finalmente provocó que en 1948 los testigos fueran acusados de desacato al “rehusar a declarar ante una Comisión debidamente constituida por el Congreso”, obligados a pagar una multa de 1.000 dólares –entonces mucho dinero- y a ingresar un año en la cárcel. Curiosamente, cuando Lester Cole y Ring Lardner Jr. ingresaron en la prisión de Danbury, en Connecticut, se encontraron entre los reclusos con el mismísimo J. Parnell Thomas, presidente de la HUAC, detenido por malversación de fondos tras ser acusado por el columnista Drew Pearson. Una curiosa ironía del destino que debió provocar que una inevitable sonrisa se dibujara en los rostros de los “blacklisted” –aquellos incluidos en las temibles listas negras de los grandes estudios-. 

La “caza” se revitaliza

Sería durante los años más duros de la Guerra Fría cuando la gran caza de brujas se convirtiera en un episodio realmente dramático. A pesar del proceso llevado a cabo contra “los diez de Hollywood”, los capítulos más tristes estaban aún por escribirse, y la década de los 50 supondría un auténtica persecución contra la libertad y la integridad de los profesionales del cine, una progresiva radicalización anticomunista de la sociedad americana a la que contribuiría poderosamente la guerra de Corea (1950-1953), que provocó más de 33.000 bajas entre los soldados yankees

Uno de los personajes que más avivó ese clima de exaltación, sospecha y delación fue el senador oriundo de Wisconsin Joseph McCarthy –no en vano la caza de brujas pasaría a la posteridad bajo la designación de “macarthismo”- que acabaría convirtiéndose en presidente de la Subcomisión Permanente de Investigaciones del Senado, aunque contrariamente a lo que se cree nunca presidió el temible Comité de Actividades Antiamericanas –lo que no quiere decir que no promoviera sus investigaciones-. 

McCarthy luchó con saña contra todo lo que oliera a “rojo” no sólo en el mundo del cine, sino en casi todos los ámbitos de la vida estatal e institucional y contra los medios de comunicación dejando la tarea de “limpiar” Hollywood a otras comisiones, como la comisión Wood, que fue la encargada de realizar la segunda oleada persecutoria contra la industria cinematográfica, instigada por grupos como la reaccionaria asociación “Defensa de los Ideales Americanos” –MPAPAI-, presidida por el director Sam Wood, entre otros, y la American Legión, una poderosa organización de veteranos de las Fuerzas Armadas fundada en 1919, convertida en importante grupo de presión y erigida en órgano parapolicial que confeccionaba listas de sospechosos de filocomunismo que entregaba al FBI y a la HUAC.

McCarthy durante una de las sesiones de la "Caza"
McCarthy durante una de las sesiones de la "Caza"

La nueva Comisión, presidida por John S. Wood, desarrolló sus actividades entre el 8 de marzo de 1951 y el 13 de noviembre de 1952, aunque continuó en activo hasta 1955. En un primer momento citó a declarar a más de un centenar de personas relacionadas con el Partido Comunista americano y el mundo del cine, entre ellos varios citados ya en el 47. Sin embargo, esta vez muchos de los que se enfrentaron con entereza al Comité la primera vez se derrumbaron en esta ocasión, quizá debido a la presión o porque, como se excusaría más tarde Dmytryck, “tenían una familia que alimentar”. 

Lo cierto es que ante la Comisión Wood las delaciones se convirtieron en moneda común y los magnates de la industria mantuvieron esta vez una posición claramente favorable a las actividades inquisitoriales de la misma, por lo que todos aquellos testigos que se acogían a la Quinta Enmienda –según la cual ningún ciudadano puede ser obligado a declarar contra sí mismo­-, pasaban automáticamente a engrosar las listas negras –que nunca existieron oficialmente- de los productores y no volvían a encontrar trabajo. Según el productor y guionista Adrian Scott, esas listas llegaron a comprender los nombres de 214 artistas y técnicos de la Meca del cine, aunque no existe ni siquiera hoy un consenso entre los estudiosos. 

Para burlar a las mismas, muchos guionistas utilizaron no sólo pseudónimos, sino las llamadas “tapaderas” –como narra la película The Front-, que no eran sino personas que ofrecían su físico para suplantar el de los verdaderos guionistas señalados, cuyos trabajos eran vendidos a los estudios por la mitad del dinero que les habría correspondido en situaciones normales.

Cartel de la pelicula "The Front"
Cartel de la película "The Front"

De los nuevos testigos que fueron llamados por la Comisión Wood a testificar, la mayoría se negó a colaborar, lo que provocó que muchas brillantes carreras cinematográficas se vieran truncadas. Un mes después de que el guionista Sidney Buchman –responsable de títulos como Caballero sin espada (1939)-, compareciera ante la Comisión, fue despedido por Howard Hughes de la RKO y ni siquiera pudo recoger sus objetos personales. Lillian Hellman, que nunca había estado afiliada al Partido Comunista, pagó caro el compartir su vida sentimental con Dashiell Hammet –que ingresó en prisión por desacato al Congreso-, y habría de renunciar a su carrera como guionista hasta 1966, cuando firmó el guión de La jauría humana, un magnífico filme que se erigió como alegato contra la violencia incontrolable y en ocasiones absurda de la colectividad. 

Muchos otros profesionales, actricescomo Dorothy Comingore, Karen Morley o Anne Revere, desaparecieron prácticamente de las pantallas, al menos hasta el final de la década de los sesenta, cuando la fiebre anticomunista comenzó a perder parte de su fuerza en EEUU –aunque seguía estando muy presente-.
Otros profesionales del celuloide sufrirían en carne propia la caza de brujas macarthista de forma mucho más dramática, como el actor John Garfield, que se convirtió en la víctima más paradigmática de la persecución inquisitorial. Debido a su carácter inconformista y contestatario, este gran intérprete fue llamado por la Comisión en un par de ocasiones. La mañana que debía tomar un tren hacia Washington para comparecer por segunda vez ante Wood y compañía sufrió un infarto de miocardio que acabó con su vida, cuando contaba tan sólo 39 años y para muchos, entre ellos John Berry, su muerte no fue casual, sino consecuencia del acoso al que estaba siendo sometido en aquellos días. 

El gran actor John Garfield, victima del voraz acoso
El gran actor John Garfield, víctima del voraz acoso

Otros profesionales murieron en plena investigación, probablemente debido a las fuertes presiones que sufrieron, como Philip Loeb, que acabó suicidándose -al igual que Madelyn Dmytryck, esposa del citado director- o Edward Bromberg. Sobre Loeb, la periodista de The New York Times Margaret Webster escribió que “había muerto por una enfermedad comúnmente llamada la lista negra”


De soplones y chivos expiatorios

La presión de los grandes estudios y la amenaza de prisión hizo mella en muchos de los testigos, y el realizador Edward Dmytryk, que permanecía por aquel entonces en la prisión de Virginia Occidental por haberse negado a declarar en el 47, tras haber cumplido la mitad de su condena, llamó a su abogado, Bertley Crum y, alegando motivos patrióticosy familiares, se retractó de su anterior actuación. Reconoció haber formado parte del Partido Comunista y ofreció una lista de 26 militantes, única forma de escapar de las temibles listas negras. Aquella decisión lamentable aunque comprensible por la que optarían no pocos testigos dio pronto sus frutos, y unos meses después Dmytryk dirigía para la compañía King Brothers la película El motín del Caine, con el antaño miembro del Comité de la Primera Enmienda Humphrey Bogart como protagonista. 

El guionista Martín Berkeley batió el récord en lo que a delaciones se refiere, y facilitó a la Comisión Wood el nombre de nada menos que 162 “comunistas”. Por aquel entonces otro guionista, Richard Collins, se superó a sí mismo, y siguiendo los pasos de Dmytryck y otros,dio varios nombres, entre ellos el de su propia esposa. La lista de delatores es bastante amplia, y las situaciones en ocasiones rozan el esperpento, esperpento que no obstante no puede dilapidar el drama que supuso para tantos hombres y mujeres la fiebre anticomunista.

Uno de los casos más tristes, además del de Elia Kazan,  el célebre dramaturgo y exquisito cineasta al que Hollywood nunca perdonó su traición, fue el de Robert Rossen, que tras haber soportado con estoicismo otras citaciones, se derrumbó ante una nueva Comisión, conocida como Velde –una subcomisión del Congreso que actuaría en Nueva York con carácter público entre mayo y junio de 1952-, donde reconoció haber aportado 40.000 dólares al Partido Comunista y delató a 57 antiguos compañeros. 

El realizador Elia Kazan, que acabó denunciando a varios compañeros
El realizador Elia Kazan, que acabó denunciando a varios compañeros

No faltaron sin embargo, como en la primera ocasión, los testigos hostiles, y el actor Lionel Stander llegó a reconocerse ante los miembros de la Comisión Velde “más izquierdista que la izquierda”. Tras ella seguirían otras Comisiones bajo distinto nombre y en 1956 la célebre HUAC actuaría bajo la designación de Comisión Investigadora sobre el uso no autorizado de pasaportes, aunque la histeria anticomunista comenzaba a declinar, lo que no evitó que otras carreras cinematográficas fueran truncadas, como la de la actriz mexicana Rosario Revueltas, que protagonizó en 1953 la película del blacklisted Herbert J. Biberman La sal de la tierra, lo que provocó que no pudiera volver a trabajar en EEUU.

Lionel Stander demostró un gran valor ante la Comisión
Lionel Stander demostró un gran valor ante la Comisión

El relativo apaciguamiento de la Guerra Fría, la pérdida de poder de los republicanos frente a los demócratas o el surgimiento de grupos de minorías que reivindicaban sus derechos, unido a la necesidad de los grandes estudios por contratar de nuevo a todo un grupo de profesionales “señalado” en una época de crisis provocada por la aparición de la televisión, hizo que progresivamente a partir de los años 60 fueran desapareciendo las temidas listas negras, a pesar de que grupos derechistas como la MPAPAI o la American Legion siguieran ejerciendo una fuerte presión sobre Hollywood. 

Ni siquiera el todopoderoso McCarthy pudo escapar a los caprichos del destino, y su insistencia en investigar las actividades“sospechosas” de los miembros de la Armada estadounidense le llevaron a ser censurado por el Senado en 1954, acusado de “conducta impropia de un miembro de la Cámara Alta”, por la forma en que había dirigido la Comisión. Acabó sus díase n un hospital, donde había ingresado por graves problemas de alcoholismo, aquejado de cirrosis y hepatitis, a los 48 años, abandonado por aquellos que un día siguieron sus fanáticas directrices. 

La fábrica de sueños, que durante más de una década se convirtió en “fábrica de pesadillas” para un amplio sector de profesionales, volvía a recuperar su glamouroso esplendor, pero ya nada volvería a ser lo mismo. La gran hecatombe que sacudió los cimientos de la Meca del cine se haría sentir muchos años, y los rencores y las pasiones encontradas no se borrarían jamás de toda una generación de hombres y mujeres marcados por la intolerancia. Las palabras de Gregory Peck en 1947 acerca de las actividades de la HUAC son muy clarificadoras a este respecto, y sirven de forma ejemplar como colofón a una historia que nunca tendría que haber sucedido: Hay muchas maneras de perder la propia libertad. Puede sernos arrancada por un acto tiránico, pero también puede escapársenos día tras día, insensiblemente, mientras estamos demasiado ocupados para poner atención, o demasiado perplejos, o demasiado asustados.
 

miércoles, 20 de junio de 2012

Johnny Weissmüller

Johnny Weissmüller, nacido como Peter Johann Weissmüller (Timişoara, actual Rumania, 2 de junio de 1904 - Acapulco, Guerrero, México, 20 de enero de 1984) fue un deportista y actor estadounidense de origen austríaco. Fue uno de los mejores nadadores a nivel mundial durante los años 20, ganando cinco medallas de oro olímpicas y una de bronce. Ganó 52 campeonatos nacionales estadounidenses y estableció un total de 67 récords mundiales. Después de su carrera como nadador, se convirtió en el sexto actor en encarnar a Tarzán, papel que interpretó en 12 películas, siendo el Tarzán que más popularidad ha alcanzado.

Primeros años

Weissmüller nació en Szabadfalu cerca de Temesvár, Banato, en esa época parte del Imperio austrohúngaro (actualmente es un suburbio de Timişoara, Rumanía). Hijo de los súbditos germanoparlantes Péter Weissmüller y Erzsébet Kersch, fue bautizado (bajo el rito católico) con el nombre János Weissmüller según los registros bautismales. De hecho, fue llamado Johann por sus padres, pero todos los registros legales de la época usaban la forma en húngaro de los nombres personales.
Cuando Weissmüller tenía siete meses, la familia emigró a Estados Unidos a bordo del S.S. Rotterdam. Dejaron Rotterdam el 14 de enero de 1905 y llegaron a Nueva York doce días después, con sus nombres registrados en inglés como Peter, Elizabeth y Johann Weissmüller.
Después de una breve estancia en Chicago, Illinois, visitando parientes, fueron hasta Windber, un pueblo minero de Pensilvania. El 3 de septiembre de 1905, nace el hermano pequeño de Johnny, Peter Weissmüller Jr. Unos años después, vuelven a Chicago. Más tarde sus padres se divorcian y su padre vuelve a casarse en 1930.
Desde una temprana edad, Johnny y su hermano mostraron ser buenos nadadores. Las playas del Lago Míchigan se convirtieron en su lugar favorito en el verano. Johnny se apunta a las piscinas Stanton Park, donde gana todas las competiciones en categoría junior. Con doce años ingresa en el equipo de natación de la Young Men's Christian Association (YMCA).
En 1924

Carrera como nadador y waterpolista

Johnny Weissmuller

Informacion personal
Nombre: Johnny Weissmuller
Nacionalidad: Bandera de los Estados Unidos Estados Unidos
Fecha de nacimiento: 2 de junio de 1904
Lugar de nacimiento: Banato
Fecha de fallecimiento: 20 de enero de 1984
Lugar de fallecimiento: Acapulco
Cuando Weissmüller deja la escuela, empieza a trabajar como botones en el Plaza Hotel de Chicago, mientras entrena para los juegos Olímpicos con su entrenador William Bachrach en el Illinois Athletic Club. Hizo su debut como amateur el 6 de agosto de 1921, ganando su primera competición, la Amateur Athletic Union en las 50 yardas estilo libre.
Aunque Johnny había nacido fuera de Estados Unidos, miente y dice que su lugar de nacimiento es Windber, Pensilvania, y da como fecha de su nacimiento la de su hermano menor, Peter Weissmüller. Esto le asegura su elegibilidad para competir como parte del equipo de natación de los Estados Unidos de América, y fue un tema crítico para la emisión de su pasaporte estadounidense.
El 9 de julio de 1922, Weissmüller rompe el récord mundial de Duke Kahanamoku en los 100 metros estilo libre, con una marca de 58,6 s, la primera vez que se bajaba del minuto. El 24 de febrero de 1924, gana la medalla olímpica en los Juegos Olímpicos de París en esa distancia, batiendo al propio Kahanamoku. También consigue la medalla de oro en los 400 metros estilo libre y en relevos 4x200 m estilo libre.
Como miembro de equipo estadounidense de waterpolo, también gana una medalla de bronce. Cuatro años después, en Juegos Olímpicos de 1928 en Ámsterdam, gana otras dos medallas de oro.
En total, durante toda su carrera, consiguió cinco medallas de oro olímpicas, una de bronce, ganó 52 campeonatos nacionales de los Estados Unidos y estableció 67 récords mundiales. Johnny Weissmüller nunca perdió una competición y se retiró de su carrera en la natación amateur invicto.

Carrera cinematográfica

En 1929, Weissmüller firma un contrato con la marca de ropa interior para hombre BVD para ser modelo y representante. Viaja por todo los EE.UU. haciendo espectáculos de natación, distribuyendo folletos de promoción de la marca de ropa y firmando autógrafos. Ese mismo año, hace sus primeras apariciones en el cine en un película Glorifying the American Girl y en el corto Crystal Champions.
Su carrera cinematográfica realmente empieza cuando firma un contrato con MGM y hace el papel de Tarzán en Tarzán de los monos (1932) dirigida por Woody Strong Van Dyke. La película tiene un gran éxito, incluso Edgar Rice Burroughs autor de las novelas de Tarzán está encantado con la elección del actor.
Weissmüller protoganiza seis películas de Tarzán para la MGM junto a la actriz Maureen O'Sullivan en el papel de Jane. Las tres últimas películas cuentan con la participación de Johnny Sheffield como "Boy". En 1942, Weissmüller ficha por los estudios RKO y filma otras seis películas de Tarzán. Sheffield aparece como "Boy" en las cinco primeras de estas películas y en las cuatro últimas es Brenda Joyce quien interpreta a Jane.
En total, Weissmüller hizo doce películas de Tarzan, en las que se estima que ganó dos millones de dólares y se convirtió en el más conocido de los actores que interpretaron el personaje de Tarzán.
Cuando finalmente deja el papel, firma un contrato con Columbia Pictures para interpretar a Jungle Jim. Weissmüller hizo trece películas de Jungle Jim entre 1948 y 1954. Después, tres películas más ambientadas en la jungla interpretándose a sí mismo.
En 1955, retoma el papel Jungle Jim para la serie de televisión de la productora Screen Gems. La serie dura un total de 26 episodios, que han sido repuestos numerosas veces en televisión.

Vida después de su carrera cinematográfica

A finales de años 50, Weissmüller vuelve a Chicago y funda una compañía de piscinas. También presta su nombre para otros negocios, pero no le reportan grandes éxitos. Se retira en 1965 y se traslada a Fort Lauderdale, Florida, donde fue el Presidente Fundador del International Swimming Hall of Fame.
En 1970, asiste a los Juegos de la Mancomunidad en Jamaica, que presidía la Reina Isabel II.
Weismuller vive en Florida hasta finales de 1973, cuando se va a vivir a Las Vegas, Nevada, donde trabajó durante un tiempo de relaciones públicas del MGM Grand Hotel. En 1974 se rompe la cadera y durante la hospitalización se descubre que tiene problemas de corazón.
En 1976 aparece por última vez en un película, Won Ton Ton, the Dog Who Saved Hollywood. Ese mismo año, hace su última aparición en público cuando es incluido en el Body Building Guild Hall of Fame.
Tras dos derrames cerebrales entre 1976 y 1978, estableció su residencia definitiva en Acapulco (México) donde se rodó su última película de Tarzán.
El 20 de enero de 1984, Johnny Weissmüller muere de un edema pulmonar. Es enterrado en el cementerio Valle de la Luz de Acapulco.
Johnny Weissmüller tiene una estrella el Paseo de la Fama de Hollywood, en el 6541 de Hollywood Boulevard en Hollywood, California.

lunes, 18 de junio de 2012

A través del espejo

   
Realización, en b/n, de Robert Siodmak. Se basa en un argumento del periodista Vladimir Pozner. Se rodó en plató y en estudio. Ganó el Oscar al mejor argumento original. 

  La acción tiene lugar en Hollywood, en 1946, a lo largo de unos 2 meses. Narra la historia de dos hermanas gemelas univitelinas, Ruth y Terry Collins (Olivia de Havilland), sobre una de las cuales recaen sospechas de ser la autora del asesinato de un médico. El teniente de la policía Stevenson (Thomas Mitchell) se ve incapaz de determinar sobre cuál de las dos hermanas reacen las sospechas, dado su alto nivel de semejanza física. Por ello reclama la ayuda de Scott Elliot (Lew Ayres), psicoanalista. Durante su trabajo se enamora de Ruth, dulce y quilibrada, y descubre que Terry padece un trastorno psicótico.
   La película se enmarca en la corriente del cine de psicoanálisis, que floreció en EEUU en la década de los 40 del siglo pasado. En él destaca "Recuerda" (1945), de Hitchcock. La película es una obra que aúna suspense, crímenes y thriller, que se apoya en los misterios de las relaciones de apoyo mutuo de dos gemelas practicamente idénticas, las dificultades que impiden su identificación por los rasgos físicos (cuando no hay huellas dactilares disponibles), la imprevisibilidad de controlar la conducta paranoica de una de ellas y el juego de simulaciones y mentiras en el que se recrean las dos interesadas. El pisoanalista ha de trabajar contrareloj porque, al haberse enamorado de una de ellas, corre peligro de ser asesinado. Las referencias psicoanalíticas son correctas y comprensibles, incluyen el análisis mediante el test de las manchas de tinta de Rochard, actualmente aún en uso. Es una de las películas más recordadas y emblemáticas de gemelas idénticas, entre las que cabría citar "Gemelas" (2002), "Tú a Boston y yo a California" (1961) y otras.

   La música, de Dmitri Tiomkin, orquestal, ampulosa y solemne, subraya los momentos de intriga y tensión, con bajos profundos y variaciones inquietantes. La fotografía, de Milton Krasner ("Eva al desnudo", 1950), se ajusta a una estética de influencia expresionista, usa encuadres oblícuos, sombras siniestras e imágenes reflejadas en espejos (que explican el título del film en español). El guión es uno de los primeros en tratar con rigor el tema del psicoanálisis. Contiene algunos puntos de inverosimilitud y de dureza narrativa, como la caracterización de Ruth como la buena y Terry como la mala. La doble interpetación de Olivia de Havilland, en uno de sus pocos papeles estelares de gran relieve dramático, es excelente. La dirección crea una historia intensa, de buen nivel, aunque algo inferior a otras de las que firmó, como "Forajido" (1946) y "El abrazo de la muerte" (1948).

  Película de suspense absorbente, excelente música, gran fotografía y sobresaliente interpretación.


TÍTULO ORIGINAL The Dark Mirror
AÑO 1946




DIRECTOR Robert Siodmak
GUIÓN Nunnally Johnson (Historia: Vladimir Pozner)
MÚSICA Dimitri Tiomkin
FOTOGRAFÍA Milton Krasner (B&W)
REPARTO Olivia de Havilland, Lew Ayres, Thomas Mitchell, Richard Long, Charles Evans, Gary Owens
PRODUCTORA International Picture. Distribuida por Universal Pictures
PREMIOS 1946: Nominada al Oscar: Mejor historia


SINOPSIS Un médico aparece asesinado. La principal sospechosa es una mujer que fue vista abandonando el escenario del crimen, pero cuando la policía empieza a investigar hará un sorprendente descubrimiento.

martes, 12 de junio de 2012

Hombres de Arán

Robert J. Flaherty es, históricamente, el padre del documental como género, con una fecha, 1922, y una obra de arte, "Nanuk, el esquimal", que trata del mundo esquimal y sus problemas. Este primer film fué realizado sin ayuda de nadie. Flaherty, un intuitivo que obra por inspiración, fué su productor, director, montador y operador, todo en uno. Flaherty es un viajero que recorre el mundo con su cámara al hombro, un artista solitario de exquisita sensibilidad, un creador auténtico que, con escasísimos medios económicos y técnicos, convive con amor y curiosidad con el pueblo que trata de captar.
Su mejor realización, el documental más clásico del cine, punto de partida y espejo ejemplar del nuevo género es, sin duda, "Hombres de Aran". Aran, una isla irlandesa en la bahía de Galway, es el escenario donde Flaherty pasa dos años conviviendo con los isleños, observando y rodando.
"Hombres de Aran" representa la eterna lucha del hombre contra una naturaleza hostil. Es la tragedia de la isla sin tierra, azotada por crueles ventiscas y en la que el hombre ha de arrancar al mar, en una lucha cotidiana y necesaria, lo que es imprescindible para su vida. Cada imagen de la película es un buen equivalente de estrofas poéticas, ligadas con maestría, inspiración y sensibilidad supremas. El mar, furioso, atacando las rocas. El espectáculo duro del isleño golpeándolas para recubrirlas de algas y plantar, sobre ellas, sus cultivos, las blancas gaviotas deslizándose sobre las olas de espuma. La pesca de animales peligrosos. Y los tipos eternos: el hoimbre, la mujer, el niño. A Flaherty lo que, de verdad le importa, es el hombre. Las tres figuras son tan humanas como míticas: el hombre es la lucha diaria por la vida; el muchacho, la esperanza del mañana, y la mujer, con su humildad sumisa y con una dulzura siempre serena, parece una figura con dimensión bíblica.


TÍTULO ORIGINAL Man of Aran

Si Robert J. Flaherty logró emocionarme el alma al presentarme a Nanook, el esquimal, su acercamiento a los “Hombres de Aran” y también a sus mujeres e hijos ha logrado sobrecogerme el alma en algunos momentos del metraje de la cinta, breve pero contundente.
“Hombres de Arán” es un reflejo casi-documental y cinemático (ese que tanto le gusta a Flaherty) del hombre enfrentado con la adversidad, lo que supone para el ser humano vivir y sobrevivir día a día en unas condiciones de vida extrema.
La Isla de Aran, en la costa occidental de Irlanda, es un lugar inhóspito (que no por ello menos bello), donde se busca desesperadamente la vida entre las grietas de la roca.
Y Flaherty nos muestra al hombre de Aran buscando la vida por todos los rincones de su tierra. Flaherty nos muestra con pericia técnica y un montaje dinámico el esfuerzo titánico del hombre por robar un pedacito de vida al mar para insuflarlo en esa tierra estéril. La fotografía en blanco y negro de Flaherty aporta la dureza húmeda del retrato de una civilización de rasgos duros, curtidos y constantemente mojados.
Flaherty no me ha vuelto a defraudar.

Estupenda película documental de uno de los maestros del género, que se decidió a realizar esta obra cuando en un barco procedente de Estados Unidos escuchó las amargas quejas de los pasajeros, emigrantes arruinados por la gran depresión y obligados a volver a Europa; a sus lamentos contestó Flaherty preguntándoles "qué pensarían de un país en el que la gente es tan pobre que no tiene ni un pedazo de tierra, y cuando lo encuentran, la recogen con todo cuidado y le ponen una semilla". Flaherty, de origen irlandés, hablaba de las islas de Arán, en la bahía de Galway, en la costa oeste de Irlanda, y el presente documental constituye su homenaje a unos hombres enfrentados a una naturaleza hostíl.

La esencia de "Hombres de Arán" es esa relación entre los hombres, una tierra pedregosa y estéril y un mar que se erige en única fuente de riqueza, pero que es también implacable. Flaherty se centra en un pescador, Tiger King, y su familia, que luchan arduamente por salir adelante a pesar de todas las privaciones y peligros. Llama la atención el dramatismo que reflejan las imágenes en que toda la familia y los pescadores luchan por salvar las redes o la pequeña barca que emplean para pescar, así como el callado e incansable trabajo de la esposa o el afán del hijo por hacerse a la mar, pese a los peligros que encierra. La mirada de Flaherty es honesta, y logra crear tensión dramática e incluso cierto lirismo partiendo de la realidad, evitando convertir el documental en una obra de ficción; esto es algo destacable, pues en mi opinión, un buen documental no tiene que ser siempre aséptico, frío o neutral, sino que puede recurrir a la emoción, a la sensibilidad y a una mirada personal, si con ello nos acerca mejor a una realidad.

Apuntar también que este documental ha tenido gran influencia no sólo en otras obras de su género, sino también en películas de ficción; así, "La tierra tiembla" de Visconti, le debe mucho en su tratamiento de la dureza del mar, y los temores que genera en aquéllos que de él dependen, y filmes posteriores como el "Moby Dick" de Huston, tienen en este documental un claro precedente, si nos atenemos a la secuencia de pesca del tiburón, magníficamente realizada.

Concluyendo, una obra que resume un aspecto clave de los seres humanos: su tenacidad por sobrevivir y dominar la naturaleza más salvaje, a sabiendas de que ésta suele cobrarse su tributo.


DIRECTOR Robert J. Flaherty
GUIÓN Robert J. Flaherty, Frances Flaherty, John Goldman
MÚSICA John Greenwood
FOTOGRAFÍA Robert J. Flaherty (B&W)
REPARTO Documentary, Colman King, Maggie Dirrane, Michael Dirrane, Pat Mullin, Patch Ruadh, Patcheen Flaherty, Tommy O'Rourke, Stephen Dirrane, Pat McDonough
PRODUCTORA Gaumont British Picture / Gainsborough Pictures
PREMIOS 1934: Festival de Venecia: Mejor película extranjera
GÉNERO Documental
SINOPSIS Documental sobre la vida cotidiana de los habitantes de las islas de Aran. Muestra la lucha diaria por la supervivencia, el enfrentamiento entre el hombre y la naturaleza y, sobre todo, la dureza del trabajo en la mar, realizado por unos hombres que consideran que morir ahogado es el tributo obligatorio que hay que pagar al monstruo del mar. Se centra en las tareas cotidianas de una familia de isleños: hacer hoyos en la roca viva y llenarlos con tierra para poder plantar en ellos sus escasos cultivos, la recolección y transporte de algas, la salida de los hombres al mar, el sufrimiento y la constante amenaza de peligros y privaciones.

domingo, 10 de junio de 2012

El hombre mosca

El personaje creado por el cómico Harold Lloyd (1893-1971), natural de Nebraska, era un joven simpático de perenne sonrisa, de clase trabajadora cuyas gafas redondas de carey resaltaban su ingenuidad, a veces traducida en timidez (aunque dudo que jamás se le subiesen los colores porque llevaba la cara más blanqueada que una geisha), y otras veces en respeto a las absurdas normas impuestas por la autoridad. Su candidez contrastaba con el dinamismo que le otorgaban sus capacidades atléticas. Desde que Lloyd creó su personaje, Hal Roach, productor de sus cortos, y la Pathé, su distribuidora, se dieron cuenta de que había nacido una estrella, y sus películas fueron aumentando el número de bobinas hasta que el metraje se hizo tan largo que abandonaría el corto para siempre.

Safety last fue el largometraje con el que Lloyd arrasó en las taquillas de las salas de cine. En él, Harold Lloyd y su equipo reflejan con elevado sentido del humor y de la ironía la sociedad capitalista, las diferencias de clase y hasta el machismo. Pero el valor del filme descansa en su frenético engarce de situaciones divertidas de admirable resolución visual, que transforman el quehacer cotidiano en una inagotable fuente de comicidad, y que culmina con una secuencia final de las que quitan el habla, pero no la risa.


Harold Lloyd trabaja en pleno apogeo de su carrera, cuando se disputaba por aquella época el título de " mejor cómico " con el mítico Charles Chaplin.

La historia real de esta peli es muy parecida al argumento que vemos en pantalla, el personaje que hace de compañero de piso de Harold, Bill Strothers se dedicaba en la vida real a escalar edificios, atrayendo la mirada de la multitud de espectadores que lo observaban. En una de estas escaladas a Lloyd se le ocurrió una idea y lo esperó en la parte alta del edificio para ofrecerle participar en una película.

Visualmente el cine desplegado por Harold es de una tremenda calidad, nada se deja al azar. Los movimientos de cámaras con una presición de cirujano, la cual la mayoría de las veces nos lleva a un engaño, muy alejado de la realidad. ( Observad la primera escena de la película ). Todos sus movimientos están meticulosamente estudiados y coordenados, llegando casi a la perfección reflejada en imágenes. Gran mérito en aquella época el no utilizar tanto actor de doblaje como hoy día, ya que en muchos casos se notan los trucos y resta credibilidad al film.

La música también tiene su gran importancia, ya que es el único sonido en este tipo de película no sonora y la cual debe llevar el peso de ella a través de la melodía elegida para la ocasión.

A diferencia del MAESTRO CHAPLIN, donde sus personajes eran de la clase más humilde de la sociedad americana y nunca llegaban a formar parte de ella. Con Harold ocurría todo lo contrario, sus personajes eran el típico americano común de principio de los años 20, con esa peculiar monturas de gafas, peinado a lo Andy García y con sombrero de paja. Personaje que veía posible crecer en la sociedad laboral de los E.E.U.U, a base de esfuerzo, trabajo y sentido de la superación.

Aquí en particular se nos cuenta la historia de un chico que abandona su pueblo natal, para intentar hacer fortuna en una gran ciudad, pero las cosas no le van lo bien que el quisiera y mantiene una " falsa mentira " en las cartas que envía a su amada. Pero cierto día, se presenta la chica en su puesto de trabajo y esto dará pie a una gran variedad de escenas cómicas y muy bien hilvanadas. A cual más cómica.

El desenlace del film posee una de las escenas más conocidas a nivel mundial en el mundo cinematográfico, Harold colgando del reloj.

Sin lugar a dudas, recomendable para todos aquellos amantes de la comedia, independientemente de si gusta el cine en blanco y negro, o mudo. Yo la ví con mi hijo de 10 años y terminó encantado.

TÍTULO ORIGINAL Safety Last!






DIRECTOR Fred C. Newmeyer, Sam Taylor
GUIÓN Harold Lloyd & Sam Taylor
MÚSICA Película muda
FOTOGRAFÍA Walter Lundin (B&W)
REPARTO Harold Lloyd, Mildred Davis, Bill Strothers, Noah Young, Westcott B. Clarke, Mickey Daniels
PRODUCTORA Pathé


SINOPSIS La obra maestra de Harold Lloyd. La escena del genial cómico escalando un edificio supone uno de los momentos más grandes del cine mudo, y su clímax -Harold colgado de las manillas del reloj- sigue siendo una de las escenas estelares de la historia del séptimo arte.

Vacaciones

Chaplin interpreta tanto a un rico señor como a un vagabundo. Ambos se encuentran en situaciones paradójicas donde uno es tomado por el otro.

Vacaciones siendo un corto excelente no está entre los 10 mejores y eso es decir mucho de Chaplin. A los que les guste la mímica aquí está el maestro de maestros y su famosa escena en la que hace creer a su mujer que está llorando y lo que está es haciendo un cóctel.


TÍTULO ORIGINAL The Idle Class






DIRECTOR Charles Chaplin
GUIÓN Charles Chaplin
MÚSICA Película muda
FOTOGRAFÍA Roland Totheroh (B&W)
REPARTO Charles Chaplin, Edna Purviance, Mack Swain, Henry Bergman, Al Ernest Garcia, John Rand, Rex Storey, Lillian McMurray, Lita Grey, Harry Maynard
PRODUCTORA Charles Chaplin Productions / Associated First National Pictures

Al sol

Chaplin representa al mandadero que trabaja sin descanso en una hostería en el campo. Su objeto de interés amoroso es la joven del pueblo representada por Edna Purviance. Un domingo mientras lleva a pastar las vacas una de ellas se desvía del camino y se mete en la iglesia provocando el pánico.  
Aquellos que vayan a verla se reirán. Chaplin es un empleado para todo servicio en una granja y en un hotel de campo al mismo tiempo. Su mejor parte es cuando utiliza su inimitable pantomima y menos divertido cuando recurre a los golpes y al alboroto, en lo cual no se distingue de los muchos otros comediantes. En "Sunnyside" hay inteligencia y buena pantomima pero, también, muchos golpes, caídas y alborotos.
 
    

TÍTULO ORIGINAL Sunnyside






DIRECTOR Charles Chaplin
GUIÓN Charles Chaplin
MÚSICA Película muda
FOTOGRAFÍA Roland Totheroh (B&W)
REPARTO Charles Chaplin, Edna Purviance, Tom Wilson, Tom Terriss, Henry Bergman
PRODUCTORA First National Pictures / First National Exhibitors' Circuit

Siempre fuerte (La caza del zorro)


Un chico de 21 y una chica de 18. El sueño de Shakespeare. Así de geniales son los intertítulos de las pelis de Lloyd. LLoyd para conseguir el amor de su chica se hará pasar por un médico que lo cura todo. De momento es un tío con suerte y con una gran mano para repartir tarjetas. Pero no todo resultará tan bien ya que hay otro pretendiente en el amor. Eso es lo que piensa LLoyd del hermano cura de la chica. Y dos son muchos y por eso la vida no le importa nada. Luego llega el intento de suicidio tan genial que tengo el esternón roto de tanto reír. Los genios no olvidan nada de lo que han hecho antes: LLoyd lo recordaría más tarde en El hombre mosca y Hal Roach lo recordaría en el corto Libertad con Stan Laurel y Oliver Hardy.


TÍTULO ORIGINAL Never Weaken






DIRECTOR Fred C. Newmeyer
GUIÓN Hal Roach, Sam Taylor, H.M. Walker
MÚSICA
FOTOGRAFÍA Walter Lundin (B&W)
REPARTO Harold Lloyd, Mildred Davis, Roy Brooks, Mark Jones, Charles Stevenson
PRODUCTORA Rolin Films
GÉNERO Comedia | Mediometraje. Cine mudo
SINOPSIS Un hombre intenta acabar con su vida cuando descubre que su chica está planeando casarse con otro, pero queda atrapado en lo más alto de un edificio en construcción. 

Los miserables (1935)

La obra maestra de Victor Hugo es imposible llevarla a la pantalla. Trata de tantos temas y asuntos que una duración de menos de ocho horas siempre será incompleta. Quizás lo ideal serie una miniserie de televisión.

Pero esta adaptación no está mal. Al menos cuenta las principales peripecias de la vida de Jean Valjean, con una correcta interpretación de Fredric March. Y en principio Charles Laughton no sería el actor ideal par dar vida a Javert, pero demuestra su grandeza adaptándose como puede a un papel que no le va y transformándose físicamente y emocionalmente en un mediocre.

La ambientación de época está bastante conseguida, y desde luego es superior a otras versiones modernas hechas con más medios. En realidad es una historia tan universal que hay que hacerlo muy mal para no entretener algo. Y eso pasa con pocas obras llevadas al cine. Quizá sólo con "Hamlet" y "Los miserables".


No obstante esta versión de 1935 es una película altamente recomendable, nos ofrece una maravillosa adaptación de la novela de Victor Hugo "Los Miserables". Magnífica interpretación de Fredic March, gran actor bastante olvidado hoy en día y estrella en su momento. En mi opinión borda su papel de Jean Valjean. Extraordinario también ese genio llamado Charles Laughton en el papel de Javert (en algunos aspectos, entre otros lo antipático del personaje, recuerda al que interpretó ese mismo año en "Rebelión a bordo").
Bien narrado, con ritmo que no decae, que engancha, muy bien fotografiado (Gregg Toland), una historia de lo más interesante y con grandes intérpretes.


Jean Valjean (Fredric March 1897-1975) es un hombre condenado a veinte años de prisión, cuando por necesidad tuvo que robar un pedazo de pan. Este será perseguido el resto de su vida por el implacable Inspector Javert (Charles Laughton 1899-1962), cuyo enfrentamiento con Jean ha pasado a ser para él un asunto personal.

El film contempla las diferencias sociales en la Francia de la Revolución.

La novela ha tenido más de cuarenta versiones cinematográficas, muchas de ellas en la época del cine mudo: Francia en 1906, 1911 y 1925; Estados Unidos en 1909, 1910, 1925 y 1927; Gran Bretaña en 1912; y hasta Japón en 1920.

Del cine sonoro sobresale: “El inspector de hierro” (1952), las adaptaciones francesas de 1957 (dirigida por Jean-Paul le Chanois) y 1982 (de Robert Hossein); y Los miserables (1998), de Bille August.

La película recibió cuatro nominaciones al Oscar por mejor asistente de director, mejor cinematografía, mejor edición y mejor película.


TÍTULO ORIGINAL Les misérables






DIRECTOR Richard Boleslawski
GUIÓN W.P. Lipscomb (Novela: Victor Hugo)
MÚSICA Alfred Newman
FOTOGRAFÍA Gregg Toland (B&W)
REPARTO Fredric March, Charles Laughton, Cedric Hardwicke, Rochelle Hudson, Florence Eldridge, John Beal, Frances Drake, Ferdinand Gottschalk, Jane Kerr, Marilyn Knowlden, Jessie Ralph, Mary Forbes, Florence Roberts, Charles Haefeli, John Bleifer, John Carradine
PRODUCTORA 20th Century Pictures
PREMIOS 1935: 4 nominaciones al Oscar: Mejor película, asistente del director, fotografía, montaje
GÉNERO Drama | Siglo XIX
SINOPSIS Siglo XIX. Adaptación de la famosa novela de Victor Hugo. Tras robar unas hogazas de pan para dárselas a unos niños hambrientos, Jean Valjean es perseguido por la justicia y encarcelado. Cuando sale de prisión, no sabe dónde ir, pues no confía en nadie; pero tiene la suerte de llegar a una ciudad, donde el bondadoso obispo Myriel le da cobijo y, además, lo salva de caer de nuevo en manos de la justicia.